La evaluación forma parte de nuestras vidas. Desde que empezamos en el entorno académico hasta que terminamos en el ámbito laboral, pasando también por el personal, estamos siendo evaluados constantemente. En Toastmasters hay evaluaciones, pero no hay notas. Hay progreso pero no hay algo que esté bien o mal hecho. Lo que sí hay, son sugerencias.

Sugerencias relacionadas con cómo percibe tu mensaje la audiencia. Relacionadas con cómo ha llegado tu mensaje y si ha sido comprendido. Sugerencias sobre cómo mostrarte más eficiente, impactante y efectivo.

Está en tu mano decidir si las sugerencias propuestas tras tu proyecto, van a implementar tu progreso. Es importante recibirlas con una actitud abierta. Puede que estés de acuerdo o no, con ellas, de ti depende si las aceptas como vehículo de mejora.

En Toastmasters las evaluaciones han de ser positivas, es parte de la filosofía del método.

Esta forma de pensar en positivo debería formar parte de otros ámbitos de nuestra vida. Cuando pasa el tiempo, te das cuenta de que estos comentarios: “ has hecho muy bien esto, también podrías mejorar en …”, o “te sugiero trabajar en…” “enhorabuena, ¿crees que podrías reforzar …?” son más asertivos e impactan mejor en el ponente.

Se trata de evaluar para contribuir al progreso de otros. Se trata de evaluar para construir y no para destruir.

Los evaluadores para que sean efectivos, deben de ser sinceros. El cariño, no ha de estar reñido con la sinceridad. Decir de forma amable lo que piensas sinceramente y con rigor, no ha de resultar menos válido.

Evaluar con criterio, responsabilidad y de forma afectuosa es un arte a aprender en una sociedad que no tiene a gala este sistema de evaluación.

Evaluar es una herramienta de aprendizaje muy valiosa. Tener un pensamiento crítico pero positivo te impulsará a ser el líder que todos desean.

El criterio sincero con justificación y el cariño, es una fórmula infalible. ¿Conoces una mejor estrategia para progresar?