Aprende cómo eliminar los “ah”, “eh”, “bueno” y otras “muletillas”.
(Traducción no profesional realizada por mi del artículo de Joel Schwartzberg “Drop those crutches” del número de febrero 2019 de la revista Toastmasters ).

Una cliente con la que trabajo con frecuencia es una muy buena oradora; ella demuestra mucha confianza, es poderosa y muy consciente de su mensaje. Pero todavía, con toda su habilidad, comete errores constantemente y casi no se da cuenta.

Ella comienza casi cada frase con un “bueno”.

“Bueno, yo pienso que debemos empezar con…”
“Bueno, a mi me gustaría pensar que…”
“Bueno, mi contestación a esta pregunta…”

“Bueno” es su “muletilla”, término que para nosotros toastmasters es muy familiar. En cada sesión el “contador de muletillas” tiene la tarea de identificar y entregar un informe sobre el uso frecuente de ciertas palabras o sonidos de relleno (“muletillas”) por cualquiera que habla durante la reunión.

Esto incluye palabras como “bueno”, pues”, “vale”, ¿me entiendes” o meros sonidos como “eh”, “ah, “uhm”. O bien otras palabras como “normalmente”, “típicamente”, “literalmente”.

Sea cual sea la forma que tomen, las “muletillas” tienen dos características: 1) el sobre uso, 2) el sinsentido.
En cualquier caso, las “muletillas” no son nunca necesarias y pueden, incluso, interponerse en tu camino.

Por qué usamos palabras de relleno?
Abundan muchas teorías sobre por qué usamos las “muletillas”. En un artículo para el Atlantic, Jen Doll sugiere que las usamos para darnos tiempo para pensar, para acentuar nuestro significado (incluso cuando lo hacemos por error) o simplemente son palabras que se han alojado en nuestro cerebro y salen por nuestras lenguas.

En un ampliamente compartido artículo aparecido en Harvard Business, Noah Zandan sugiere que las palabras de relleno son útiles cuando un orador está “nervioso, distraído o perdido acerca de lo que viene después… Esto puede darnos un momento para ordenar nuestros pensamientos antes de seguir adelante.”

Personalmente creo que palabras como “ah”, “eh” surgen cuando nuestro cerebro anticipa un vacío o un momento incierto en nuestra presentación, básicamente se asusta y rápidamente tapa el agujero con un sonido inútil.

Se necesita mucha confianza para empezar un discurso con una primera palabra fuerte, así que los oradores empiezan con palabras como “así que” o “bien” como una forma de relajarse, lo cual puede parecer menos intimidatorio.

En ambos casos, e independientemente de la causa, la solución es inaceptable. Cualquier parte de tu discurso que no fije tu objetivo te alejará de él, incluso lo deshará en pequeñas piezas. Y tú siempre quieres que tenga sentido, no que sea un sinsentido.

Cómo superar las “muletillas”.
Si no tienes un práctico “contador de muletillas”, existen varias apps que te ayudan a descubrir y contar tus “muletillas”. Pero conocer que las usas y contarlas no es suficiente. El truco para controlar este hábito es sustituirlo por otro comportamiento o, al menos, adoptar tácticas que hagan disminuir su frecuencia. En mi experiencia estas cuatro tácticas pueden ayudar.

1.- Usa la pausa.
Muchos oradores expertos están de acuerdo en que el mejor sustituto para una “muletilla” es una pausa deliberada. Mientras que las muletillas crean distracción, las pausas tienen múltiples beneficios: crean suspense, frenan al orador que habla rápido, el orador demuestra confianza, llama la atención del público y da al orador el tiempo que necesita para comunicarse con precisión.

Conociendo estos beneficios, los oradores deberían hacer pausas deliberadamente cuando sientan que una muletilla está a punto de salir por su boca. Puede ser embarazoso al principio, pero con la práctica tú estarás haciendo pausas muy pronto, en lugar de decir muletillas, y no hay ningún castigo por hacer pausas. Las audiencias raramente dicen: “Ha sido una buena presentación, pero hizo muchas pausas”. Como tu segundo año de secundaria, las pausas son elementos que se olvidan fácilmente.

2.- Habla despacio. Los oradores a menudo usan muletillas porque sus bocas se adelantan a sus mentes. Las palabras salen erráticamente y sin sentido antes de que el cerebro tenga la oportunidad de ordenarlas. Pero cuando los oradores hablan más despacio, tienen mucho más tiempo para planear las frases precisas que quieren usar y no necesitarán usar palabras sin sentido conectadas al azar.

Si tienes problemas para hablar lentamente de una manera natural, inserta más pausas deliberadas y sube el volumen; ambas son contra medidas de hablar rápido. A mi, que soy un orador que habla rápido, no me es útil decirme ¡habla despacio! Pero subir mi volumen de voz y añadir más pausas es mucho más procesable y efectivo.

3.- Conoce los puntos a tratar. Cuando los oradores no tiene claro los puntos a desarrollar, están inclinados a divagar. Entonces se generan las muletillas para conectar frases e ideas inconexas (ah, eh, bueno….). Si los oradores preparan sus puntos por adelantado y los tienen muy claros serán capaces de empezarlos eficientemente y terminarlos una vez que los han desarrollado con éxito, haciendo las desesperadas y erráticas conexiones menos necesarias. Después de todo, si empiezas a hablar antes de saber lo que tienes que decir, estarás obligado a decir cosas sin sentido.

4.- Práctica. Cuando tú estás nervioso y ansioso, diciendo cualquier cosa – incluso muletillas – puedes sentirte más cómo que sin decir nada. La práctica mitiga esta ansiedad haciendo al orador más familiar con el material. Un orador con confianza y sintiéndose cómodo tiene más control, posibilitándole usar las pausas y hábilmente evitar los “uhms” y los “ahms”. La práctica no siempre hace la perfección, pero te puede dar la confianza para tomar buenas decisiones cuando hablas en público.

Las muletillas no son un indicativo de experiencia y habilidad. Algunos ejecutivos usan muletillas constantemente, mientras otros novatos no las usan casi nunca. Pero si tú sabes que las muletillas son tu problema y aprendes a controlarlas, serás un orador mucho más claro y eficiente, y esto siempre será un buen objetivo al que apuntar.

Agustín Olías, CC, CL.

Secretario Toastmasters Málaga

16 diciembre 2019